Historias Star Wars
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El pasillo principal del templo nunca se había visto tan vacío y oscuro como aquel día en que se corría la voz por todo Coruscant de que el General Grievous había muerto. La guerra parecía pronta a su fin, y entre los aprendices el rumor ya era palpable y un motivo de alegría.

La noche ya había caído en la capital de la República, algunos se encontraban estudiando en la biblioteca, otros que venían del campo de batalla preparaban sus informes sobre la situación en el exterior, algunos meditaban, y otros, como el joven aprendiz Astor Njahn solo descansaban de un día agotador de entrenamiento. Su maestro, Lester Al-Joy había muerto hace tres días en la batalla de Zaadja defendiendo un puesto de batalla abandonado por el resto del ejercito, en donde se encontraban algunos clones heridos de gravedad.

Se exploraba la posibilidad de encargar al Maestro Kenobi la tutela de Astor cuando la guerra terminara y la Confederación de Sistemas Independientes se rindiera en totalidad, por lo que este estaba bastante feliz de ser asignado a tan increíble y renombrado Jedi, sin embargo aún le pesaba la idea de que Lester estaba muerto.

Se dirigió a uno de los jardines del templo, donde los jedis acostumbran a despejar su mente. Se podía ver siempre tanto a maestros como aprendices estar sentados allí, meditando, conversando, descansando, etc. Astor se sentó. El jardín estaba vacío, la mayoría de los maestros se hallaban adentro, debían tratar los temas sobre el fin de la guerra, discutir la situación, analizar las problemáticas y planificar las estrategias para no postergar más la paz. Astor se sentó, y respiró.

El joven Astor, era un Twi’lek, sin embargo había nacido en Coruscant, pues sus padres habían incursionado en el comercio y decidieron trasladarse hasta la capital. Al nacer sus padres sintieron algo especial, lo que los llevó a ellos mismos trasladarlo al templo Jedi, en donde efectivamente se les informó de que el pequeño poseía una sesibilidad especial a La Fuerza. Se les permitió criarlo hasta los cinco años, y luego fue trasladado al templo Jedi para ser entrenado como un Youngling, perteneciendo al Clan del Katarn, formando algunos lazos amistosos con otros aprendices como Bullon Korr, Laila I’sus y Sha’a Gi. Durante sus años de entrenamiento Youngling, Astor demostró mucha habilidad con el sable láser y el combate físico. Con frecuencia vencía a sus compañeros en combate a mano armada o desarmada. Podía bloquear los disparos de las esferas de entrenamiento con facilidad y velocidad asombrosas por lo que se ganó el respeto tanto de sus compañeros, como de los maestros que los entrenaban, especialmente el maestro Cin Drallig, y obtuvo un reconocimiento de excelente guerrero y espadachín. Sin embargo, la debilidad de Astor estaba en su concentración. El dominio de la fuerza para el era algo complejo. A diferencia de su amiga Laila I’sus, una Zabrak, para el era muy complejo usar habilidades como la telekinesis o la telepatía. Solo tenía cierto control sobre las habilidades de salto y velocidad, pero el dominio de habilidades mentales le era dificultoso. Incluso, lo más complicado para el, era el discernimiento de lo desconocido. Le era difícil percibir alteraciones en el futuro, movimientos en la fuerza, mentiras e intenciones ajenas. Nunca lograba aprobar en las pruebas en las que debía percibir lo que sus maestros observaban. Entonces se cuestionó muchas veces la sensibilidad a la fuerza de este Twi’Lek, sin embargo, a los once años el maestro Jedi Lester Al-Joy, otro Twi’Lek, lo tomó como aprendiz. Al-Joy vio en Astor algo especial. Allí se separó por primera vez de sus amigos. Sha’a Gi fue escogido por Daakman Barrek, y Laila I’sus por el maestro Urus Typok. Bullon korr fue el único de entre aquel grupo de cuatro amigos que no tuvo un maestro personal. Astor sintió mucha admiración por su maestro. Por lo mismo usaba un sable de luz similar al de este, color verde y con el diseño de la empuñadura bastante estilizado. Practicaba el mismo estilo de combate, Ataru, debido a la energía física natural que les caracterizó a ambos. Es más, en algún momento se pudo llegar a pensar que eran padre e hijo. Hasta que a los quince años, Astor es dejado en el templo por ordenes y decisión del mismo Lester.

- Maestro, yo quiero acompañarlo – le dijo Astor a su maestro

- Lo harás, pero no aún, mi joven padawan, hay misiones que son demasiado arriesgadas para ti, y que es necesario que yo las cumpla solo… aún sin la ayuda de los clones.

Astor logró acompañar a su maestro en ciertas misiones de reconocimiento, pero en las más arriesgadas, era dejado entrenando arduamente en el templo y meditando para superar sus complicaciones con La Fuerza.

Hace tres días, Astor se encontraba en una de las salas de entrenamiento luchando con unos droides espadachines, cuando llegó la noticia de la muerte del maestro Al-Joy. Astor cesó la sesión y se dirigió ante los informantes de la tragedia. El cuerpo sería traído para realizar el funeral correspondiente y honrar su memoria como servidor de la orden y también de la República.

Astor se hundió sin darse cuenta en meditaciones mientras el aire fresco de la noche caía sobre el templo ya iluminado por las luces artificiales de la megapolis. Comenzó a sentir una extraña sensación… eso a lo que su maestro llamó en tantas ocasiones; ‘‘Una perturbación en la fuerza’’. De repente, tuvo una pequeña visión. Inmerso en un caos, vio clones, jedis, humo, fuego, disparos, explosiones y a un maestro encapuchado que no logró identificar.

Se incorporó y luego del pequeño trance que sufrió, logró recobrar la calma tras el caos que había experimentado. Comenzó a cuestionarse lo que había sucedido. Sería a caso una verdadera visión. ¿El futuro?, ¿el pasado?, ¿el presente?, ¿Qué significaba todo esto? Astor decidió que lo mejor sería hablar con alguien. El maestro Yoda estaba en el campo de batalla, Ki-Adi Mundi también. Quizás el maestro Windu podría ayudarle, así que fue en busca de el. Pasó por la biblioteca donde la maestra Nu ayudaba a algunos otros aprendices en sus labores, pero el maestro Windu no estaba allí. Luego vio al maestro Drallig junto a su padawan Serra Keto. Se dirigió luego a la sala de guerra, donde el Maestro Windu acostumbraba a estar por su condición de General. Allí el Maestro Visj le informó de que este había salido junto a otros tres maestros a cumplir una importante misión en la misma capital. Astor decidió esperar en la biblioteca, pero mientras salía de la sala de guerra, volvió a sentir una alteración, lo que lo llevó a una nueva visión, en la que vio al maestro Jurokk, el guardián del Templo. Se dirigió a paso apurado por los pasillos hasta la entrada del templo, donde vio con escalofríos como un ejército de clones entraba, encabezados por un Jedi. La Legión 501 avanzaba a través del pasillo principal del templo y la figura oscura de Anakin Skywalker lideraba la marcha.

Astor reconoció a Anakin a ya pocos metros de distancia y el corazón se le aceleró, sin saber por qué.

- Ma… maestro Skywalker… - titubeó Astor un poco confundido.

- Padawan Njahn – La voz de Skywalker se oyó tétrica en el pasillo, mientras éste ordenaba a las tropas que se detuvieran.



Astor no podía estar tranquilo frente a Anakin en aquel momento. Le recordaba como uno de los maestros más agradables de la orden. Un personaje que podía sonreír, quizás uno de los menos serios (aunque no menos poderoso) junto al Maestro Fisto, pero en aquel momento esa figura había desaparecido. Se hallaba ahora frente a un hombre diferente, oscuro, aterrador… y su presencia emanaba inseguridad y miedo.



- Maestro… ¿Qué hacen esos clones aquí…? ¿La guerra terminó…? - en aquel momento pudo presenciar la nueva mirada de Skywalker, sus ojos amarillos brillando a través de la oscuridad del pasillo en los sectores donde la tenue luz artificial de la ciudad no lograba alcanzar. La presencia malévola de éste nuevo Sith, Darte Vader, le sobresaltó y de inmediato invocó el Sentido de la Fuerza, una de las habilidades que más le dificultaba, logrando captar el aura oscura que ahora rodeaba ahora al afamado ex – Caballero Jedi. Skywalker encendió con rapidez su sable de luz y atacó con un veloz golpe desde la derecha de Astor. El joven aprendiz logró esquivar el golpe y tras salir de su asombro se puso en guardia para defenderse del Lord oscuro. Los clones apuntaron al joven… pero este no retrocedió.



- Astor… no pensarás en luchar. – Darte Vader lo miró con asombro – Soldados, bajen las armas… yo me ocuparé.



Astor no fue capaz de articular palabras, pero en sus manos ya tenía el sable, y se había despojado de la capa para poder luchar cómodamente. Los clones observaban… Astor intentaba avisar al resto de los Jedis por medio de mensajes telepáticos, pero cómo podía hacerlo ante tanta presión… las tropas dispuestas a asesinar a toda la orden, el Maestro Skywalker convertido en un Sith… y el estaba a punto de morir. Vader lo miraba inmóvil con los ojos centellantes. Astor se decidió, y lo atacó precavidamente, sabía que no habría posibilidad de poder vencerlo, pero podría quizás luchar hasta que algún otro Jedi se diera cuenta de lo ocurrido. Atacó, pero el Lord Sith bloqueó el ataque sin esfuerzo alguno. Con el sable azul en su mano derecha sin ni siquiera entrar en posición de combate. Astor intentó un ataque desde arriba, saltando por encima de su cabeza, Vader volvió al bloqueo, y luego, usando la fuerza, lo tomó en el aire y lo azotó contra el suelo.



- 17 años y no eres capaz de ofrecer un duelo decente…



Vader alzó el sable con ambas manos para ejecutar definitivamente a Astor, pero inesperadamente, este lo empujó con La Fuerza. El Sith retrocedió unos tres metros, Astor se incorporó rápidamente, tomó su sable y atacó con fuerza. Vader bloqueó y forcejearon, para la sorpresa del Lord, el joven padawan era más fuerte de lo que aparentaba, sin embargo no podía contra el brazo derecho del Maestro, pues era mecánico. Astor retrocedió, Vader lanzó una patada mawashi, pero Astor la esquivó, atacó a la pierna izquierda, pero el oscuro Jedi dio un salto y le golpeó con La Fuerza. Astor quedó tendido en el suelo.

Tenía su mano derecha esquinzada, su cuerpo entero estaba dolido por la intensidad de los golpes, tenía miedo… pero no podía dejar que esto terminara así. Se levantó apenas, miró a Vader y se lanzó en un último ataque invocando la velocidad de La Fuerza para estacarlo. Vader, adivinando el ataque, lo esquivó y tras una maniobra elegante con el sable, impulsó su espada hacia atrás, sin siquiera mirarlo, y lo atravesó desde la espalda, a la altura del estomago. Astor cayó de rodillas, y frente a el se hallaba la Legión 501, inmóviles viéndole morir.



- Eso fue todo… Comandante, prosigamos con la orden. Marchen… el morirá solo. – Dijo Darte Vader, mientras seguía el camino.



Astor veía como las tropas seguían avanzando y pasaban por su lado. Recordó por última vez todo lo que había hecho, a su Maestro, sus amigos, la vida en el Templo… y luego falleció en aquella noche en que sus camaradas fueron perseguidos.

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